Querida Milena:
El tiempo, cruel carcelero de las emociones y afectos, continúa inexorablemente su labor y con ella se va alejando tu presencia de nosotros, no así la esencia de lo que eres.
Hablo en presente porque para mí, tú estás aquí. En la risa de tu hijo, en la mirada de tu madre, en los gestos de tus hermanos (sin olvidar los rasgos físicos tan similares entre todos ustedes, los Ulloa Torrejón).
También permaneces acá, junto a todos los que tuvimos la dicha de compartir contigo algún trozo de tu efímera vida, en aquélla, tu espontánea sonrisa, guiño eterno que permanecerá en nuestras retinas al recordarte.
Querida niña, descansa en paz. Tu paso por esta tierra ha dejado una profunda huella en todos los que te quisimos, te queremos y te querremos.
Quiera Dios que ahora estés protegiendo a quienes lo necesiten, desde y en otra dimensión, a la que no podemos, aún, acceder.
Un beso donde quiera que te encuentres, querida Milena
Tu miss Chely.
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