Al ver esta foto de nuestra querida Milena y su pequeño Nacho, disfrazado de un tierno leoncito, no puedo olvidar la mirada cariñosa, protectora y a la vez orgullosa con que lo admira.
Siento que esta mirada está aún presente en y sobre él ya que la busca y ve como si ella le acompañara en lo cotidiano.
Quizás, y lo más probable, es que así sea. Él la necesita más que nosotros.
Querida Milena desde donde estás, protéjelo y guía su camino por el sendero que tú quisiste para él. Nosotros seguimos junto a él, en la ruta que tú trazaste.
Un beso.
Deja un comentario