Querida Milena: tu sonrisa entibia el alma durante este gélido invierno, el primero sin tu presencia.
¡Cuántos momentos compartidos, no dimensionados ni atesorados en su real extensión antes del postrero viaje!
Sólo quedan reflejos de lo que fue una fulgente y prometedora vida, que con los días se agigantan y convierten en duro granito de la memoria.
Mientras evoquemos su sonrisa, escuchemos su voz y valoremos lo que amó, vivirá en y con nosotros.
Un beso, donquiera que te encuentres
Tu miss Chely.
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