A medida de que transcurre el tiempo el recuerdo de nuestra querida Milena va ocupando un lugar preferencial en el corazón de todos quienes le conocimos, compartimos un trayecto vital con ella, y le quisimos.
Nos duele su alejamiento físico, sin embargo, estamos ciertos de que hoy ella está presente no sólo junto a su hijo, junto al amor de su vida con quien finalmente se unió frente a Dios, junto a su madre, hermanos, abuelitas, tías(os), primas(os), sino también junto a su familia afectiva, compuesta por todos nosotros.
¡Cómo olvidar esa alegría desbordante, la sabiduría reflejada en sus opiniones y consejos !
A la hora del recuento, cada cual guarda un valioso tesoro que recibió de ella y que brotaba de esa empática forma de «estar» con los demás.
Quizás por eso aún la vemos en la cotidianeidad individual que se transforma en colectiva al verbalizarlo.
Nustra querida Milena vive en el recuerdo de quienes, gracias a Dios, pudimos conocerla y valorar su tremenda calidad humana.
Un beso
Tu miss Chely.
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