Querida Milena, este día 11, triste para el mundo, para Chile y también para nosotros, se cumplen 150 días de tu vuelo eterno en que tu sonrisa ilumina ahora otros espacios siderales, lejos de nuestro alcance.
¿Que puedo decir que no esté ya mencionado y no resulte redundante al referirse a ti? Todo, nada es poco para dimensionar tu presencia humana y casi divina entre quienes tuvimos la gracia de compartir contigo.
Sólo me cabe la misión de que tu recuerdo permanezca vivo incluso entre quienes no te conocieron: inmortalizar tu figura y cuidar de que tu hijo Ignacio, así como tu familia directa vaya encontrando la paz espiritual.
Me falta cumplir una etapa en este cierre de ciclos que hemos hablado: visitar tu última morada.
Espero que la primavera cubra con un manto piadoso de flores este espacio y así la naturaleza te cobije mansamente.
Este martes 11 de septiembre, te recordaremos una vez más.
Hasta pronto, querida Milena.
Tu miss Chely.
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