¿Cómo mantener y proyectar al futuro el legado de nuestra querida milena?
El tiempo va transcurriendo y así nos acercamos ya al primer mes que nuestra querida Milena voló hacia espacios más alejados, en lo físico, de nuestro humano entendimiento, pero igual la sentimos acá en lo cotidiano.
¡Cuántos recuerdos suyos se nos agolpan en la memoria, pidiendo ser traídos al presente!
Sin embargo uno prevalece sobre los otros: esa tremenda generosidad, entrega, amor a quienes le rodeaban. Por sobre todo el cuidado y amor a su hijo Nachito, quien debe saber que fue un niño muy querido desde antes de nacer, no sólo por su madre, padre, abuelas(os), tíos, primos… sino también por toda la gran familia que integraba nuestra querida Milena más allá de lo consanguíneo: nosotros los cronopios, famas y además las esperanzas.
(Espero me sigan en la ficción que Cortázar creo con estas denominaciones genéricas)
Prevalecerá con nosotros el recuerdo de nuestra querida Milena: corriendo al llegar clases, después de haber dejado en “el colegio para pequeños” ,también, a su hijo.
Pero por sobre todo en mí está la imagen de ambos vestidos con uniforme escolar: el niño delantal de cuadrillé celeste, su mochila y nuestra querida Milena de jumper, blusa blanca y corbatín verde (¿o era la corbata gris de alguien? Que usó durante un prolongado tiempo, aduciendo que ésta también era parte del uniforme? ¿Lo recuerdas, no es cierto?
En esta pequeña secuencia, he intentado dar cuenta del profundo afecto que unió, une y unirá a estos dos seres, y a nosotros, todos aquellos que tuvimos el privilegio de haber compartido su vida, o parte de ella aquí.
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